Por
Carlos Tomasini
En
la televisión mexicana, Jacobo Zabludovsky, -que murió hoy a los 87 años-, fue
una de las primeras personas que aprovecharon la tecnología para dar noticias,
pero su símbolo más icónico fue un gadget que hoy es un clásico: unos enormes
audífonos.
En
los 70, donde el gadget más llamativo era una consola (un enorme tocadiscos con
grandes bocinas), los audífonos que usaba Jacobo eran un símbolo de despliegue
tecnológico, de vanguardia, de estar al día, de usar todos los recursos para la
televisión, una imagen hasta futurista, pues… pero varios años después, en una
conferencia, alguien le preguntó hacia dónde estaban conectados, a lo que él
respondió: “a ningún lado”.
Y
sí, esos modernos y grandes (muy grandes) audífonos eran sólo parte de su
vestuario, parte del show, como también lo eran unas llamadas telefónicas que,
supuestamente, interrumpían el ritmo del noticiero y que una telefonista (que
se llamaba simplemente “Lupita”) le pasaba a través de un conmutador que solía
fallar al aire cuando Jacobo oprimía el botón de la “línea 2”.
Esas
llamadas, que supuestamente eran de última hora, solían ser de larga distancia,
para que sus corresponsales en Madrid, Israel, el Vaticano o Washington le
comentaran hechos que, inclusive, se habían registrado un par de días antes o
que, aprovechando la inocencia que todavía tenía la TV, eran hasta previamente
grabadas.
Los
enlaces vía satélite, cuando eso todavía parecía sacado de la ciencias ficción,
fueron otro de los despliegues tecnológicos que gustaba presumir Zabludovsky, y
que, años después, fue la punta de lanza para anunciar un sistema de noticias
en español que seguía los pasos de CNN y que llevaba por nombre ECO, canal que
se vería en toda Latinoamérica y España, lo que, en 1988, fue un importante
adelanto en temas de globalización y telecomunicaciones.
La
escenografía de ECO también pretendía mostrar tecnología, ya que fue la primera
vez que se vio en México que en el set de un noticiario se presumiera la
redacción y los monitores en los que se veían otros canales de TV o se editaban
las noticias que se transmitirían minutos después al aire.
Pero
el momento en el que Jacobo Zabludovsky mostró que contaba con uno de los
mayores despliegues tecnológicos, literalmente, en la palma de su mano, fue
cuando, minutos después del terremoto del 19 de septiembre de 1985 que dejó
incomunicada a la Ciudad de México (se interrumpió la telefonía y energía
eléctrica, mientras que la televisión salió varias horas del aire), realizó una
transmisión en vivo a través de la radio (en la XEW) directamente desde el
teléfono que tenía instalado en su coche, varios años antes de que la telefonía
celular llegara al País.
Durante
unas cuatro horas, Jacobo fue el único periodista que recorrió el centro de la
ciudad y narró en vivo cómo las personas se habían organizado para rescatar a
quienes habían quedado atrapados en los escombros de los edificios de zonas como
Paseo de la Reforma y Eje Central, así como el momento en el que presenció cómo
su oficina (en Televisa Chapultpec) estaba reducida a escombros.
Manejando
con una mano y en la otra sosteniendo el teléfono (cuyo auricular todavía tenía
un cable que le impedía separarse del coche cuando, por ejemplo, realizaba una
entrevista durante esa cobertura), el periodista pasó sobre montones de
escombros y circuló en sentido contrario, pero siempre manteniendo abierta la
comunicación, gracias a que ese aparato funcionaba con un sistema de radio y
no, como ahora, de celular.
Así,
durante muchos años, Jacobo Zabludovsky fue uno de los pioneros en la forma de
presentar noticias en la televisión aprovechando y presumiendo los avances
tecnológicos, cuando éstos todavía parecían sacados de la ciencia ficción.
Sobre
la manera en la que decía o no la verdad y si estaba o no cercano al poder, se
puede hablar en otra parte. Aquí, sólo recordamos al Jacobo gadgetero.
Así
de simple.
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