Por
Carlos Tomasini
En
casi todos los grandes centros comerciales del País se pueden encontrar
sucursales de esa tienda de mascotas que tanta indignación causó hace unos días
en redes sociales y a las que yo, desde hace unos años, decidí no volver a
entrar.
No
me denomino precisamente “animalover”, pero respeto a los animales y he tomado
decisiones como ya no asistir a corridas de toros y tener en casa a un perro
adoptado, pero me indignan esos videos que suelen compartir en Facebook para
denunciar el maltrato animal.
No
sé si soy muy perverso, pero siempre he creído que ese tipo de imágenes que
aparecen en mi muro, más que denunciar y detener las agresiones contra esos
animalitos, pueden provocar que otros actúen imitando lo que ven… o como dirían
las abuelas: “le dan ideas” a otras personas.
Y
eso es justo lo que hay en el video en el que los empleados de la afamada
tienda de mascotas que siempre está llena los fines de semana (seguro los que
la visitan no son los que la critican en Twitter): repite escenas que recuerdo
haber visto en otros videos similares.
Otro
elemento sospechoso que encuentro en ese video es que, me parece, hay una
intención expresa de mostrar la marca de la tienda, y no creo que sea
precisamente para darle promoción, sino como para generar la mala imagen que
difundió y que provoco la clausura de una de sus sucursales.
Otro
tipo de videos que he visto en las redes sociales son aquellos de empleados que
están insatisfechos con su trabajo y rompen escritorios, le mientan la madre a
su jefe o tiran la computadora a la basura, es decir, hoy, en vez de limitarse
a robar los clips y plumas de la oficina, muestran su malestar en YouTube.
Algo
de eso también, me parece, podría esconderse en ese video que se volvió viral
en unas horas, sin ser precisamente nuevo, y que fue retomado por diversos
medios de información.
Pero
lo que no me termina de cuadrar es la inconsistencia en la cantidad de
reacciones en contra de la tienda y sus empleados con el número de personas que
sigo viendo que entran a esos locales. ¿En realidad son muy pocos los que la
critican en Facebook o son muchos los que son sus clientes?
No
podemos ser una sociedad que se precie de respetar a los animales mientras
estos seres vivos sean exhibidos y vendidos en vitrinas y ese hecho sólo
provoque indignación masiva hasta que miles de personas lo “descubren” en
YouTube.
Así
de simple.