“Una de las primeras cosas que habría
que enseñar a los niños es cómo filtrar noticias en internet”, fue una de las
declaraciones que el destacado escritor (es autor de la famosa novela “En
Nombre de la Rosa”), periodista, pensador, intelectual y comunicólogo (todos
los que estudiamos Comunicación en una universidad donde lo más importante no
era la cafetería debimos leer alguna vez “Apocalípticos e Integrados”), Umberto
Eco, le dio al periódico El País, de España, durante una entrevista que fue
publicada hace unos días.
Y es que hoy muchos de los usuarios
de internet creen que encuentran la verdad con sólo leer los resúmenes que
aparecen tras una búsqueda en Google (sí, no les es necesario dar otro clic),
ver lo que alguno de sus contactos postea en Facebook o descubrir un retuít de
algún personaje público (o no) sin necesidad de analizar si lo que ahí está
escrito tiene alguna coherencia… y ya no digamos revisar si tiene alguna fuente
de procedencia.
Lo curioso es que muchos usuarios
creen ciegamente en lo que se publica en internet bajo el pretexto de que es
“un medio libre” o que ahí “se dice lo que en otros lados no se puede decir”,
pero lo cierto es que la red es hoy un lugar en el que se puede decir cualquier
cosa sin necesidad de verificarse y, lo peor, tiene alta (demasiada)
credibilidad.
Imagina que alguien en Twitter,
intempestivamente, escribe un mensaje dirigido a ti: “Mis condolencias a
@xxxxxx por la muerte de su mamá”. Los seguidores de ese contacto se enterarían
en ese momento, casi al mismo tiempo que tú, que tu madre ha muerto. Acto
seguido, tomas el teléfono y llamas a casa para preguntar por tu familiar y te
sorprende que sea ella quien contesta la llamada. Resultó que no se murió, sino
que el contacto que te hizo tan macabro aviso vio que alguien con un nombre
similar acababa de fallecer, digamos, en un avionazo.
A esas alturas, en sólo unos minutos,
seguro tendrás decenas de condolencias de parte de los usuarios en común y,
quizá, hasta un medio “nacional” ya haya hecho eco de esa noticia, ¿cómo
comunicas al mismo tiempo que se trata de una mentira? Seguramente, meses
después, cuando te encuentres a alguien que llevabas mucho tiempo sin ver, te
dará el pésame y tendrás que desmentir la noticia una y otra vez.
Cuando en las redes sociales, blogs,
páginas y hasta en herramientas como Wikipedia se dan, sin rigor alguno,
filtraciones, versiones, noticias o nombres, se puede generar un daño grave a
terceras personas, ya sea de manera intencional o no, y nadie puede regular
eso.
Como dice Eco, es necesario educar a
las personas para que hagan uso de las herramientas que hoy existen en
internet, enseñarles a verificar un dato o a saber en quién se puede confiar.
El problema es que hasta quienes
tienen la obligación de verificar su información y consultar a varias fuentes
han dejado de hacer uso correcto de las redes sociales. Sí, me refiero a los
medios de información, quienes dan noticias sin confirmar, inflar hechos a
partir de un comentario de Facebook y hasta robarse notas publicadas en otros
medios (sin decir la fuente original de donde la tomaron) con el pretexto de
que “es de lo que se está hablando en internet”.
Ojo: no sugiero que alguien más
“censure” lo que se publica en internet, sino que los usuarios apelen a su
ética antes de hacer uso de las redes sociales, ya sea para publicar o para
consumir información.
Ya sé que esto es una falacia, pero
se debe hacer algo, desde la educación, para que Internet no sea un nido de
mentiras y verdades a medias.
¿Estamos preparados para
solucionar este problema? Yo creo que no, que ya nos tardamos, pero hay que
empezar ya a arreglarlo. Así de simple.